martes, 14 de octubre de 2008

De las neuronas espejo a la neuropolítica moral

• Experimentos científicos muestran que cuando uno percibe el dolor de los otros se movilizan automáticamente los mismos circuitos neuronales que cuando uno siente su propio dolor.

• En 1996 a través de grabaciones de una sola célula de macacos, investigadores se dan cuenta que existe un tipo de células cerebrales denominadas “neuronas espejo”, encontradas en el área F5 de la corteza promotora, que disparaban no sólo cuando el mono realizaba una acción, sino también cuando éste veía a otro mono realizar las misma.

• Mediante Resonancia Magnética funcional (RMf) se descubre que las áreas humanas que se supone que contienen neuronas espejo se comunicaban con el sistema límbico o emocional, facilitando la conexión con los sentimientos de otras personas.

• Se cree que estos circuitos neuronales constituyen la base del comportamiento empático, respondiendo instantáneamente a la aflicción de los demás. Por ejemplo, cuando un niño pide ayuda angustiosamente, se siente la necesidad de ayudar a ese niño.

• Ramachandran (director Centro Cerebro y Cognición) afirma que las neuronas espejo pueden sentir el dolor de otros. Las denomina “neuronas de la empatía” o “neuronas Dalai Lama”. Afirma que estas neuronas nos pueden hacer ver el mundo desde el punto de vista de otra persona.

• Rizzolatti, neurocientífico italiano, quien descubre las neuronas espejo, afirma que estas neuronas nos permiten captar las mentes de los demás a través de una estimación directa de los sentimientos, no con el pensamiento.

• Hace cuarenta años, Jane Goodall, primatóloga, observó y escribió sobre las emociones, relaciones sociales y cultura de los chimpancés.
Los expertos se mantuvieron escépticos.

• Hace una década, el famoso etólogo Frans de Waal (1993) escribió sobre los antecedentes de la moralidad en “Bien Natural: Los orígenes del bien y del mal en los humanos y otros animales”. El consenso científico aún se hacía esperar.
En su obra reciente, de Waal argumenta de forma convincente que la moralidad
humana, incluida la capacidad empática, es una herencia de comportamiento de
nuestros parientes evolutivos más próximos.

• Hauser en el 2006 dice que la evolución seleccionó el rasgo de la empatía por las ventajas para la supervivencia que otorga el hecho de entenderse con los demás.

• Existen estudios que demuestran que la empatía está presente en niños de 18 meses o menores.
• Warneken y colegas alemanes hallaron recientemente que los chimpancés prestan ayuda incluso a chimpancés no emparentados y a humanos que no conocen, sin expectativas de recompensa y aunque esto les cause algún tipo de molestia.

• Actualmente ya no se cuestiona que compartimos las facultades morales con otras especies.

• Mogil y su equipo en la Universidad McGill demostraron recientemente que los ratones sienten ansiedad cuando observan a otros ratones que sienten dolor. Concluyen que los ratones emplean pistas visuales para su respuesta empática.

• Investigaciones de Koenigs y colegas (2007) indican que la corteza prefrontal ventromedial es necesaria para las emociones y los juicios morales. Los daños en la CPVM se relacionan con comportamientos psicópatas y una gran carencia empática.

• Kropotkin afirma que la ayuda mutua era un instinto moral y una ley natural. Piensa que esta predisposición a ayudarse mutuamente (la sociabilidad humana) era de origen prehumano.

• Uno de los problemas que queda por explicar es por qué se ha avanzado tan poco en el lo que se supone extender esta orientación empática hacia las vidas distantes. Dado un mundo lleno de violencia, no se sabe por qué nuestra intuición moral no tiene mayor efecto de mejora, por qué no se produce un mundo más pacífico.

• Jensen dice “El modo que se nos educa y se nos entretiene evita que nos enteremos o que entandemos el dolor de los demás”, volviéndonos incapaces de reconocer y dar expresión a nuestros sentimiento morales.

• Hauser (2006) observa que la proximidad fue un factor en la expresión de la empatía. En nuestro pasado evolutivo, el apego a la familia humana más amplia, era prácticamente incomprensible y por lo tanto se carecía de la conexión emocional.

• Halpern (1993) sugiere pensar en la empatía como una especie de chispa de la curiosidad natural, que despierta la necesidad de comprender mejor.

• Hauser postula una “gramática moral universal”, cableada en nuestros circuitos anteriores a través de la evolución. Observamos que la crianza entra en juego para guiarnos hacia la adicción de sistemas morales particulares. Los factores ambientales pueden impulsar a los individuos hacia un razonamiento moral defectuoso.

• Para usar el mecanismo de espejo de una forma positiva, hace falta añadir algo cultural.

• Empleando estimulación magnética transcraneal, Molnar-Szakacs y sus colegas encontraron diferencias significativas en la actividad de las neuronas espejo, según la persona que transmitiera la información compartiera o no, las características culturales y étnicas del sujeto.

• Los orígenes evolutivos y biológicos de la empatía aportan pruebas empíricas sólidas a favor de la construcción de una sociedad mucho mejor.

• Estas nuevas investigaciones son del todo coherentes con el trabajo de la naturaleza del amor autentico y la expresión concreta de ese amor en forma de afecto.

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